miércoles, 14 de mayo de 2008

El Villano...


Allí estaban los dos, justo al final del camino que los había llevado a encontrarse en aquella situación. Se conocieron mucho tiempo atrás y, aunque nunca llegaron a ser amigos, sentían una especie de necesidad el uno del otro. Y en aquel sombrío lugar, los dos solos, mirándose a los ojos, encaraban el principio del fin,

No habría cuartel en aquella ocasión, ninguno de ellos iba a conceder clemencia ni a pedirla. Uno de los dos terminaría muerto, y sólo eso pondría fin a dos vidas enfrentadas desde sus comienzos. Ambos lo sabían...

Sus espadas se cruzaron con tanta violencia que el chillido metálico hizo huir a los pájaros de sus nidos en bandada. Con cada nuevo golpe las chispas iluminaban una noche tan negra como la misma garganta del infierno. Seguían clavando los ojos en los de su adversario, como si allí pudieran descifrar su próximo movimiento.

Aquel baile marcial adquirió un ritmo endiablado al compás de la rabia y los estertores viscerales que les hacían moverse como auténticas bestias, destruyendo todo aquello que tocaban.

Y en ese momento, un golpe afortunado. La misma sangre que resbalaba por la hoja de su espada salpicó el suelo y su contrincante cayó malherido y desarmado. Ahí terminaba todo:

-¿Por qué? – preguntó el que aún seguía en pie –

-¿Aún no lo sabes? ¿Ni siquiera eres capaz de intuirlo? Estás más perdido de lo que pensaba. No pienses que lo que hago es gratuito, como todos los seres vivientes, yo también tengo una finalidad.

-Me cuesta creerlo. Lo único que has aportado es caos y destrucción.

-Tú lo has dicho, mi cometido es simple. Para que pueda haber héroes es necesaria la existencia de villanos.

-Estás equivocado.

-No, amigo mío, eres tu el que se equivoca continuamente. Yo tengo mis propias motivaciones, aunque te parezcan terribles. Yo persigo un objetivo. Tú, en cambio, dedicas tu patética vida a detenerme.

-Al menos yo tengo vida, cosa que tu estás apunto de perder...

-Sí, pero cada cosa a su tiempo. Sólo me pregunto, ¿Qué harás cuando atravieses mi corazón con tu acero y yo deje de existir?

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