jueves, 10 de abril de 2008

La historia de otro... (I)



Sentado sobre una de las escalinatas laterales miraba hacia el suelo enfrascado en pensamientos que sólo él conocía. La luz tenue de la aquella estancia favorecía el que pasase inadvertido entre el resto del mobiliario. Aquel pequeño teatro, perdido en un callejón tan céntrico como escondido, le hacía pensar y esbozar una media sonrisa.

Al fin y al cabo, se parecían mucho más de lo que podría pensarse. Al menos a él le daba esa impresión. Ambos se encontraban semiocultos entre la vorágine de la ciudad, que a menudo los engullía haciéndolos pasar desapercibidos. Aparentemente saneados por fuera, en su interior se encontraban cercanos al derribo, decrépìtos. Pero tenían algo especial...

En ese momento una voz al fondo de la sala se encargó de disipar sus pensamientos como una ráfaga de viento disuelve el humo denso de un cigarro en la atmósfera:

- Así que aquí es donde habías venido a esconderte, te estaba buscando. Creo que ha sido un éxito, tenemos posibilidades...

Él levantó la vista del suelo con gesto de no haber escuchado siquiera lo que acababan de decirle, con la mente aún anclada en el fondo de su océano de reflexiones:

- Estoy cansado - contestó -

- ¿De qué?

- De toda esta mierda, de vivir inventando historias...

- No seas estúpido. Lo que cuentas emociona a la gente. Cada vida que narras tiene la capacidad de alegrarles y entristecerles, de ponerles en tensión, de mantenerles expectantes, concentrados tan sólo en la siguiente frase, en la siguiente línea.

- Ese es el problema. No se si tengo ganas de seguir contando la historia de otro...

- Dimitri, amigo mío, en ese caso quizá haya llegado el momento de contar tu historia.

1 comentario:

  1. Que bien!que bien! ya te hiciste el blog!
    Felicidades!
    Ya seguiré por aquí leyendo tus historias, inventadas...o no.jajaja

    Ena

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