viernes, 6 de febrero de 2015

Próxima parada: La Cardíaca.


Esa raya me atravesó el cráneo con la fuerza de un tiro. Fue un palazo en la nuca. Aún meneando la cabeza me di cuenta de que el cabrón de Juanjo iba tan ciego que no se había molestado en machacarlo hasta abrirlo. El hecho de que fuera speed mezclado con cristal tampoco había ayudado.

No habíamos dormido en cuatro días y ya no sabía ni por donde me soplaba el aire. Noté gotas caer sobre y mano y pensé que la lluvia nos iba a joder la rave, nada más lejos. En una noche sin una sola nube, lo que llovía sobre mi mano era mi propia sangre. Me había tirado la nariz abajo tantas horas seguidas que el tabique dijo basta. Sangrando como un gorrino y mareado me empecé a dar cuenta de que algo no iba bien. No era un ketazo, ni una blanca, ni un golpe de calor, pero algo no iba bien. Ya debía hacer como diez o doce horas que había perdido la noción del tiempo, pero sabía que ni mucho menos se había parado. Lo que se paró fue mi corazón.

Intuí que era un hospital mucho antes de abrir los ojos. Esos sitios son así; el olor es inconfundible. Cuando desperté lo primero que oí fue a un médico que, sin reparar en que había despertado le decía a una enfermera: "Parada cardíaca, cuadro toxicológico agudo con probable adicción subyacente."

Siempre había gente dispuesta a mi alrededor cuando se preveía un buen jaleo. Pero se ve que habían pasado tres días y mi habitación, como mi vida, estaba vacía.

Dimitri Ryznard. Próxima parada: La cardíaca.

Pasaje literario aportado por Dimitri Ryznard para uno de los cortes de Próxima Parada: La Cardíaca. Proyecto musical de Desequilibrio y Último Recurso.

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