miércoles, 28 de enero de 2009

Anestesia



Notó que había despertado cuando comenzó a percibir un olor familiar y desagradable. Incluso antes de abrir los ojos sabía que se trataba de un hospital. Ese hedor a enfermedad, a esterilización baldía, inundaba sus pulmones con cada torpe bocanada de aire.

Podía notar el tacto acolchado de la cama sobre la que se encontraba postrado y no percibió nada a su alrededor, salvo silencio. No abrió los ojos, intentaba recordar qué era lo que le había llevado hasta allí, pero todo era muy confuso.

Un instante después, unas pisadas que resonaban cada vez más cerca, acompañadas del sonido de las bisagras mal engrasadas de una puerta, hicieron que despegase los párpados. Al principio le costó enfocar, y sintió una molestia aguda en los ojos al contacto con la luz… Debía llevar bastante tiempo allí.

Su percepción no había errado en nada. Efectivamente se encontraba tumbado en la cama de un hospital, rodeado de máquinas y aparatejos que aparentemente habían estado cuidando de su vida más que él. Delante de él encontró al dueño de las pisadas que le habían hecho abrir los ojos, el uniforme le ayudó a lo identificarlo rápidamente como uno de los médicos:

- Tiene suerte de seguir con vida – le espetó el galeno con un mal humor que se encargó de remarcar –

- ¿Está seguro? Le veo muy convencido de que eso sea una suerte.

- Ha sufrido un infarto, - dijo en tono preocupado y solemne- la mayoría no supera una situación así.

- Comprendo…

- Y decir que el nivel de narcóticos en su sangre es preocupante resultaría un eufemismo.

Por un momento dejó de mirar al médico desde que este entró en la estancia y él abriera los ojos. Por fin comenzaba a recordar qué le había llevado hasta allí. Con aparente desdén, y sin volver a mirarle, totalmente ausente, enfrascado en los sentimientos que comenzaban a volver a hervir en su interior, contestó:

- Estoy buscando una droga que me anestesie el alma…

El médico no apartó la vista de él. El enfado que mostró en un primer momento se tornó en una comprensión abatida al observar la reacción de su paciente. Como si de alguna manera pudiera llegar a comprender sus motivaciones:

- En ese caso se equivoca con los estimulantes amigo… Quizá debería probar con los opiáceos…


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