lunes, 7 de julio de 2008

El pasado

Un estrepitoso golpe le sacó del agradable sueño en el que estaba sumido. Sin tiempo para reaccionar, un millón de pisadas iracundas subieron las escaleras sin miramientos plantándose frente a su cama y entonces lo comprendió todo, el gran día había llegado.

Nunca pensó que fuese a ser así, esperaba que le asaltaran fuera, en la calle. Su domicilio siempre le había parecido un lugar seguro, pero de la misma forma que se construyen las puertas, se derriban. Es más, lo segundo es aún mas fácil y no se necesita ser un virtuosísimo ebanista.

Intentó levantarse, pero un violento golpe en el pecho volvió a tumbarle sobre el colchón, después otro en la cabeza. Comenzó a notar la cálida viscosidad de la sangre resbalando por su cabeza y el liquido rojo inundó sus ojos y su cara hasta sus labios. Ya casi había olvidado ese sabor salado, pero al momento le trajo mil recuerdos. De lucha, de pelea y de crueldad, de todo aquello que siempre quiso enterrar.

Un golpé, y otro, y otro más. Y, por fin, aliviado, perdió el conocimiento. No esperaba despertar, pero lo hizo. Las punteras de sus pies desnudos arrastraban por el suelo, desgarrándose sus dedos por el áspero contacto con el suelo. Lo llevaban a rastras, eso podía saberlo aún sin abrir los ojos.

Aunque abrirlos de poco le sirvió, pues una oscuridad densísima lo envolvía todo. No reconocía a ninguno de los encapuchados que le rodeaban, pero daba igual. Eran personas tan anónimas como él mismo. Pero en un bando distinto. Los encargados de encargarse de él. Del mismo modo que el fue el encargado de encargarse de alguien en muchas otras ocasiones.

Conocía el desenlace de esta película mucho antes de que nadie le sacase en la noche de su casa por la fuerza. Lo conocía desde el primer día en que empuñó un arma. Sabía que cada asesinato que había cometido bien podría haber sido el suyo. Siempre había sabido que jamás alcanzaría la vejez. Y siempre evitó tener una familia, porque conocía de antemano el desenlace.

Sus pensamientos cesaron junto con los pasos de sus captores. No esperaba ni que le obligasen a cavar su propia fosa, ya que ningún interés había en enterrarle. Es más, su cuerpo inerte sería un aviso. Un grito de guerra reivindicando una causa contraria a la que él había abrazado. Igual de absurda, igual de cruel, igual de cruenta.

Todo sucedió rápidamente. Una patada en la pierna, por detrás, hizo que sus rodillas se hincasen en el suelo. Un roce helado en su nuca como prefacio del fin y ni siquiera llegó a escuchar el ruido del percutor detonando el proyectil. Y después...Después nada.


[Procura recordar bien tu pasado, jamás podrás escapar de él]



Dimitri lamenta no actualizar regularmente durante esta temporada, pero circunstancias ajenas a él le impiden dedicarle mucho tiempo al mantenimiento de este espacio. En breve se volverá al ritmo normal.